Usualmente lo que acostumbramos a recordar es lo que nos trae buenos momentos, buenos pasares, alegrías, momentos en los que estuvimos felices, tal vez algo contentos; a lo que quiero llegar es que, uno recuerda lo que ama, lo que se extraña, lo que de alguna manera da pena que ya no este, lo que tuvimos y no supimos aprovechar y ahora que no contamos con ello, lo lamentamos…Cuando comenzamos a pensar qué pasará ahora que ya no lo tenemos, quién suplantará su presencia, cómo lo haremos para no extrañar tanto, o tal vez, cómo poder recuperarlo, en seguida nos damos cuenta que nada será igual que antes, que nadie lo suplantará, que no puede volver porque aunque lo hiciese no sería lo mismo y terminaría en desilusión, y una serie de dudas interminables con un lamentable mal final. Andrés Calamaro dice que no se puede vivir del amor, yo en cambio me pregunto si se puede vivir de recuerdos, y si vivir de tal forma, hace idealizar a ese ser, huir de algún modo de la realidad y sumergirse en los buenos momentos, en los buenos detalles, en lo bello, en lo que de alguna manera es real, pero es sólo una parte de la magna realidad...Vivir toda una vida de recuerdos, tal vez no resulte muy atractivo, tal vez sólo sirva mientras está presente esa larga transición entre el amor y el olvido, tal vez sea el paso previo al odio, o tal vez sólo sea necesario hasta que nos cansemos de vivir de ellos y comencemos a vivir nuevamente el presente como debe ser, o nos enamoremos nuevamente, para cumplir el ciclo una vez más… mal que mal, un clavo saca otro clavo…
2.6.08
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¿Un titulo en blanco para mi vida?
Cuando la vida te pide que pares y reflexiones…
Eran las 8:00 de la mañana, como acostumbraba los días sábado, salí a correr. Durante el camino, me sentí algo mareada y decidí descansar un poco… pasaron los minutos, y el malestar persistía; decidí volver a casa.
El lunes fui al doctor, él me dijo que debía hacerme unos exámenes de “rutina”, por las dudas… el mismo día me los hice, me sacaron sangre y me dijeron que al día siguiente tendrían los resultados.
Después del trabajo fui a buscar los exámenes, y los lleve a la consulta.
Al día siguiente recibo un llamado, era mi doctor, me dice que quiere tomarme los exámenes nuevamente, para “confirmar”… después que colgó, me quede preocupada, presentía que algo malo pasaba, pero no sabia muy bien que era…
El doctor me tomo los exámenes, y me cito para el día siguiente…
En el trabajo pedí el día libre, para ir temprano a la consulta.
Espere 5 minutos y me hicieron pasar; al entrar, él solo me entregó un sobre, y me dijo:
- lo que te tengo que decir es algo grave, te costará aceptarlo y es posible que en el sobre que te pasé, encuentres las posibles respuestas a tus preguntas científicas…
- me está preocupando… ¿qué pasa Doctor?
- Francisca… (hizo una pausa, de esas que se sabe que viene algo malo)… eres portadora del virus VIH…
En ese momento, me di cuenta que ya no tenia nada más que hacer ahí, me levante de mi asiento, y salí en dirección a mi auto… No necesitaba concejos ni palabras de Científicos, lo que necesitaba era una palabra de una persona especial…
Me quede varios minutos dentro de mi auto, tratando de razonar cuerdamente… ciertamente todos tendríamos que morir algún día, pero, ¿Por qué de esta forma? Y ¿Por qué a mi?; las típicas preguntas rondaban en mi cabeza…
De un momento a otro, recordé a mis padres, habían muerto en un accidente, cuando tenía apenas 6 años, en ese entonces no comprendía lo que ocurría y no supe apreciar la magnitud de los hechos… ahora que lo pienso, lo único que me queda como recuerdo de ellos, son sus fotos y… mi vida, ¡que ya no la tengo!… ¡que irónico! Me declaran la muerte, justo cuando tengo la misma edad con la que murieron ellos…
Sin saber cómo, llegue al departamento de Martina, mi mejor amiga. Me mantuve parada frente a su puerta mucho tiempo, sin poder hacer nada, me faltaban fuerzas para tocar y hablar, no era fácil, no era un secreto común y corriente, lamentablemente era algo de vida o muerte, literalmente… finalmente toque su puerta, ella sintió de inmediato que me pasaba algo, me conoce de tal forma que, con solo una mirada, lo sabe todo…A pesar de eso, le conté, ella escuchó atentamente, y luego de llorar y lamentarnos juntas, dijo:
- No soy nadie para juzgarte, solo quiero decirte que tienes todo mi apoyo en todo lo que tú quieras, que aunque tengas lo que tengas, seguirás siendo mi mejor amiga y seguiré confiando en ti, como tu confías en mi… tú sabes que no me gustaría que te murieras pero, tú y yo sabemos que todos tenemos que morir de alguna forma, y lamentablemente ésta será tu forma… si tienes el VIH en tu cuerpo es por algo y para algo, las cosas no pasan porque si no más, todo tiene un significado… ¡sólo, te quiero, amiga!
Esa noche fue la más larga y melancólica de mí vida… pero también fue la más hermosa, porque me di cuenta de que las personas que valoro, me corresponden y me dan su apoyo, no importando la situación, ni el lugar…
Pensar, que muchas personas en el mundo se sienten muertas en vida, yo, en cambio me siento cada día más viva… Quizás no pueda decir que “soy feliz teniendo SIDA”, pero si debo reconocer, que me ha servido de mucho…
A mis amigos les regalo una semilla, para que crezca, florezca y de nuevas semillas, para que siempre este con ellos…quizás mi regalo sea para que nunca me olviden, o simplemente para que en la futura flor, recuerden lo libre y feliz que fui en vida. Puede que a algunos se les muera, puede que a otros les crezca una linda flor, solo sé que la plantita simboliza la amistad, quien no sepa cuidarla, se olvidará de mi y moriré en su memoria.
Eran las 8:00 de la mañana, como acostumbraba los días sábado, salí a correr. Durante el camino, me sentí algo mareada y decidí descansar un poco… pasaron los minutos, y el malestar persistía; decidí volver a casa.
El lunes fui al doctor, él me dijo que debía hacerme unos exámenes de “rutina”, por las dudas… el mismo día me los hice, me sacaron sangre y me dijeron que al día siguiente tendrían los resultados.
Después del trabajo fui a buscar los exámenes, y los lleve a la consulta.
Al día siguiente recibo un llamado, era mi doctor, me dice que quiere tomarme los exámenes nuevamente, para “confirmar”… después que colgó, me quede preocupada, presentía que algo malo pasaba, pero no sabia muy bien que era…
El doctor me tomo los exámenes, y me cito para el día siguiente…
En el trabajo pedí el día libre, para ir temprano a la consulta.
Espere 5 minutos y me hicieron pasar; al entrar, él solo me entregó un sobre, y me dijo:
- lo que te tengo que decir es algo grave, te costará aceptarlo y es posible que en el sobre que te pasé, encuentres las posibles respuestas a tus preguntas científicas…
- me está preocupando… ¿qué pasa Doctor?
- Francisca… (hizo una pausa, de esas que se sabe que viene algo malo)… eres portadora del virus VIH…
En ese momento, me di cuenta que ya no tenia nada más que hacer ahí, me levante de mi asiento, y salí en dirección a mi auto… No necesitaba concejos ni palabras de Científicos, lo que necesitaba era una palabra de una persona especial…
Me quede varios minutos dentro de mi auto, tratando de razonar cuerdamente… ciertamente todos tendríamos que morir algún día, pero, ¿Por qué de esta forma? Y ¿Por qué a mi?; las típicas preguntas rondaban en mi cabeza…
De un momento a otro, recordé a mis padres, habían muerto en un accidente, cuando tenía apenas 6 años, en ese entonces no comprendía lo que ocurría y no supe apreciar la magnitud de los hechos… ahora que lo pienso, lo único que me queda como recuerdo de ellos, son sus fotos y… mi vida, ¡que ya no la tengo!… ¡que irónico! Me declaran la muerte, justo cuando tengo la misma edad con la que murieron ellos…
Sin saber cómo, llegue al departamento de Martina, mi mejor amiga. Me mantuve parada frente a su puerta mucho tiempo, sin poder hacer nada, me faltaban fuerzas para tocar y hablar, no era fácil, no era un secreto común y corriente, lamentablemente era algo de vida o muerte, literalmente… finalmente toque su puerta, ella sintió de inmediato que me pasaba algo, me conoce de tal forma que, con solo una mirada, lo sabe todo…A pesar de eso, le conté, ella escuchó atentamente, y luego de llorar y lamentarnos juntas, dijo:
- No soy nadie para juzgarte, solo quiero decirte que tienes todo mi apoyo en todo lo que tú quieras, que aunque tengas lo que tengas, seguirás siendo mi mejor amiga y seguiré confiando en ti, como tu confías en mi… tú sabes que no me gustaría que te murieras pero, tú y yo sabemos que todos tenemos que morir de alguna forma, y lamentablemente ésta será tu forma… si tienes el VIH en tu cuerpo es por algo y para algo, las cosas no pasan porque si no más, todo tiene un significado… ¡sólo, te quiero, amiga!
Esa noche fue la más larga y melancólica de mí vida… pero también fue la más hermosa, porque me di cuenta de que las personas que valoro, me corresponden y me dan su apoyo, no importando la situación, ni el lugar…
Pensar, que muchas personas en el mundo se sienten muertas en vida, yo, en cambio me siento cada día más viva… Quizás no pueda decir que “soy feliz teniendo SIDA”, pero si debo reconocer, que me ha servido de mucho…
A mis amigos les regalo una semilla, para que crezca, florezca y de nuevas semillas, para que siempre este con ellos…quizás mi regalo sea para que nunca me olviden, o simplemente para que en la futura flor, recuerden lo libre y feliz que fui en vida. Puede que a algunos se les muera, puede que a otros les crezca una linda flor, solo sé que la plantita simboliza la amistad, quien no sepa cuidarla, se olvidará de mi y moriré en su memoria.
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